Terapia de mantenimiento con metadona para la dependencia de opiáceos
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Terapia de mantenimiento con metadona para la dependencia de opiáceos
Resumen
La dependencia a opiáceos es una condición crónica que implica recaídas y va asociada a una elevada morbilidad y mortalidad.
La terapia de mantenimiento con metadona implica la provisión de un suministro controlado de un opiáceo por vía oral que estabiliza al paciente.
Estudios e investigaciones han demostrado que el mantenimiento con metadona reduce el consumo de opiáceos ilegales, el crimen relacionado con los opiáceos, la mortalidad prematura y el riesgo de infección por VIH.
Su máxima eficacia se da cuando se prescribe a la dosis adecuada (normalmente entre 60 y 100 mg/día) y cuando el objetivo del tratamiento es el mantenimiento a largo plazo con metadona, y no la desintoxicación de todas las drogas, incluida la metadona.
El éxito del mantenimiento a largo plazo con metadona es más probable, cuando el tratamiento se desarrolla en el contexto de una relación terapéutica bien establecida y cuando se abordan las necesidades médicas, sociales y psicológicas del paciente mediante asistencia directa o derivándole al especialista.
1. Dependencia a Opiáceos y Terapia Substitutiva
La dependencia a opiáceos es un síndrome crónico, con recaídas, que se ha convertido en un rasgo característico de la vida contemporánea en muchos centros urbanos de todo el mundo.
Esta condición se describió originariamente en personas que tomaban opiáceos medicinales.
Sin embargo, durante las últimas tres décadas, con la llegada de suministros dramáticamente incrementados de heroína ilegal (diamorfina) distribuidos y vendidos por todo el mundo, se ha producido un aumento concomitante de la prevalencia de dicha condición entre los jóvenes, los enajenados y los marginados.
El fracaso de las sanciones criminales, la desintoxicación y la psicoterapia en el manejo de este problema creciente llevó a la aceptación de programas de sustitución de opiáceos con supervisión médica.
Aunque se han usado varios opiáceos con este objetivo (p.e., opio, heroína y morfina), recientemente el régimen más ampliamente aceptado es la terapia de mantenimiento con metadona, sumistrada vía oral.
Este abordaje fue desarrollado inicialmente por Dole y Nyswander en la ciudad de Nueva York, EEUU, en los primeros años de la década de 1960.
La provisión de metadona oral rompe el círculo del crimen, búsqueda y consumo de droga.
La metadona se prescribe y suministra bajo un rango de circunstancias.
El equipo médico comprende varios especialistas y puede incluir psiquiatras, médicos generalistas, especialistas de enfermedades infecciosas responsables del manejo de los pacientes VIH positivos, así como personal especializado en el tratamiento de las adicciones.
Dependiendo de la legislación local y el juicio clínico, el paciente puede acudir diariamente para ingerir la metadona o puede recibir el frasco con las dosis de medicación para consumirla en casa.
El tratamiento de mantenimiento con metadona se ha demostrado eficaz en un número reducido de ensayos aleatorios y controlados y en un amplio número de estudios observacionales.
Los estudios han demostrado consistentemente que el tratamiento con metadona conlleva una importante reducción del consumo de heroína, de la mortalidad prematura y del crimen relacionado con la droga.
Estudios prospectivos a gran escala más recientes, también han demostrado que el mantenimiento con metadona reduce las conductas de riesgo relacionadas con la jeringa asociadas con la infección por VIH.
Todavía queda por demostrar si este efecto protector se extiende a la hepatitis B y C.
La hepatitis C, concretamente, parece extenderse entre los consumidores de drogas inyectadas con más rapidez que el VIH, lo que significa que la mayoría de personas que acuden a solicitar tratamiento ya se han expuesto al virus.
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