Este artículo examina la relación entre el consumo de alcohol y el abuso sexual tanto para los varones que lo realizan como para las mujeres que lo sufren, con un interés especial en los factores antecedentes del consumo de sustancias de las víctimas. 

Se sugieren intervenciones terapéuticas, se discuten cuestiones sobre el tratamiento de las mujeres víctimas y la utilización de programas de 12 pasos.

En las últimas dos décadas, los resultados de las investigaciones indican que muchas mujeres con dependencias químicas fueron víctimas de abuso sexual durante la infancia (Hurley, 1991; Orrok, 1992). 

Además, Hurley (1991), Russell (1984) y Wilsnack (1984) pusieron de manifiesto que el abuso sexual durante la infancia es el principal factor por la que las mujeres buscan ayuda por problemas relacionados con el abuso de sustancias, violencia familiar, violación, emociones, matrimonio y relaciones. 

Estos autores también destacaron que es más probable que las mujeres pidan ayuda por las consecuencias del abuso, por ejemplo por depresión y alcoholismo, que por el abuso. 

Además, los autores explicaron que las mujeres víctimas de abuso sexual en la infancia pueden sentirse incómodas al discutir sus preocupaciones o ansiedades por el abuso, pueden no reconocer o recordar sus experiencias como abusivas, y pueden no relacionar sus problemas actuales con el abuso sufrido. 

De modo similar, Blume (1990) cree que las mujeres a menudo desarrollan una adicción como respuesta a las crisis que les sobrevienen tras las experiencias de abuso sexual.

Por lo tanto, en las mujeres con dependencia química debe evaluarse el antecedente de abuso sexual infantil (Russell, 1984). 

Este artículo examina la relación entre el abuso sexual y la dependencia química en mujeres víctimas de abuso infantil y la necesidad de intervenciones de tratamiento basadas en esta relación.

HOGARES ALCOHÓLICOS Y ABUSO SEXUAL

Muchos estudios sobre los varones que cometen abuso sexual y las mujeres que lo sufren, demuestran que el consumo de alcohol está relacionado con la realización de actos de abuso sexual. 

Aarens, Cameron, Roizen , Schneberk y Wingard (1978) revisaron 13 estudios sobre abuso sexual y hallaron que en 30-40% de los casos existía una implicación de alcohol. 

Browning y Boatman (1977) informaron de que más de la mitad de los hombres implicados en incesto consumían alcohol. 

Cavallin (1966) halló que un tercio de los padres incestuosos estudiados bebían con exceso. 

En su resumen de la literatura, Finkelhor (1986) concluyó que los estudios mostraban que el 45-50% de los padres agresores tenían antecedentes de problemas con la bebida.

Se ha intentado examinar el papel que juega el alcohol en las situaciones de abuso. 

Finkelhor (1986) afirmó que una de las cuatro condiciones previas para el abuso sexual era que el agresor supera las inhibiciones internas contra el abuso. 

Aunque el consumo de alcohol no explica completamente la ocurrencia de las ofensas, en algunos casos se contempla como un factor contribuyente. 

'La desinhibición debe contemplarse como una condición no suficiente pero sí necesaria para que se produzca el abuso" (Finkelhor, 1986, p.114). 

El alcohol puede actuar directamente como un desinhibidor fisiológico o puede tener algún significado social que permite a la persona ignorar los tabúes contra la agresión infantil.