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Hemos seleccionado nuevos estudios de diferentes partes del mundo que nos sirven este trimestre para informar sobre los últimos avances en toxicomanías.
Desde esta perspectiva, desde la gran importancia que queremos remarcar en la individualidad de cada caso, introducimos una serie de estudios que pretenden una coherencia y una interconexión.
Partiendo de esa individualidad en el estudio “Distimia, depresión: dilema en el tratamiento de un paciente con politoxicomanía”, desde Boston, se analiza un caso concreto, el del Sr. J, que nos sirve para hacernos preguntas y trascender a otros casos similares desde el análisis de la evolución de un paciente que ha recibido tratamiento psicoterapéutico, que no evoluciona, debido a la interferencia que producen los diferentes tóxicos en su proceso de maduración personal.
Los cambios profundos y la psicoterapia marcarán los resultados terapéuticos.
La hipótesis de la automedicación es vista como una posición demasiado reduccionista.
Otro de los artículos del actual número de RET es sobre la Farmacología del Transtorno Obsesivo Compulsivo, sobre los aspectos farmacológicos de un trastorno concreto, el trastorno obsesivo compulsivo.
El artículo sobre la farmacología de los trastornos obsesivo-compulsivo se integra al mismo tiempo, un acontecimiento humano individual y uno de nuestros objetivos como publicación, es decir, el apoyo a los diversos colectivos profesionales que desde campos diversos, y de forma multiforme, participan en la ayuda al toxicómano; nosotros queremos contribuir de diferentes maneras en su reciclaje y en la adquisición de conocimientos actualizados sobre temas que de manera útil podamos integrar en nuestra práctica cotidiana.
Una revisión con detenimiento, con un excelente cuadro de intervención y ¡en castellano! -pienso que puede ser de gran ayuda para el paciente con diagnóstico dual, que lucha por eliminar su sintomatología a través de sucedáneos- léase las diferentes drogas a las que acude para calmar su ansiedad, miedos o dolor secundarios a sus patrones obsesivos.
Como dice el artículo, y eso se extiende a todos los aspectos, más allá de la farmacología, el tratamiento del paciente con OCD requiere una mezcla de ciencia y de arte, yo añadiría empatía o simpatía.
Y ello definitivamente influirá tanto en los resaltados como el simple fármaco.
Eso es insustituible, no lo venden los laboratorios.
Los aspectos no farmacológicos marcan el acontecimiento terapéutico, ya que la enfermedad es siempre, más allá de un acontecimiento biológico, sobre todo un acontecimiento humano del individuo.
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