Las restricciones económicas actuales requieren una planificación y evaluación detallada de los servicios de salud mental. 

Las diferencias entre sexos, la necesidad y el uso de servicios de salud mental ambulatorios se sintetizan basándose en la investigación epidemiológica actual. 

Aunque las cifras globales de prevalencia de trastorno mental son similares, las mujeres utilizan más los servicios de salud mental ambulatorios que los hombres. 

Esta disparidad existe mayoritariamente dentro del sector de atención primaria. 

El estudio de los roles sociales y conducta social pueden explicar estas diferencias entre sexos. 

Se discuten las implicaciones para la planificación y organización de los servicios de salud mental ambulatorios.

Introducción

Las restricciones económicas actuales requieren una planificación y evaluación detallada de los servicios de salud mental. 

Los estudios epidemiológicos son una fuente disponible de información para asistir estas tareas. 

Este artículo examina las diferencias entre sexos, la necesidad de servicios de salud mental ambulatorios y el tipo de servicio utilizado.

El foco principal son los temas de preocupación de las mujeres.

Se discuten hipótesis sobre las diferencias entre sexos de la necesidad y el uso de los servicios de salud mental ambulatorios, así como las implicaciones para la planificación y evaluación. 

Los servicios de salud mental se definen como “cualquier y cada uno de los servicios suministrados con el objetivo de identificar, diagnosticar y tratar los problemas de salud mental” (p.306). 

Los servicios de salud mental ambulatorios son “suministrados en una clínica u oficina a clientes ambulatorios. La asistencia ambulatoria dura típicamente menos de tres horas por sesión y puede ser suministrada individual o grupalmente” (p.306).

Diferencias entre sexos en la necesidad de servicios de salud mental

Se ha conceptualizado la necesidad de varias maneras por ejemplo, estrés, síntomas psiquiátricos, número y tipo de diagnósticos psiquiátricos, y número de días de incapacidad. 

La mayoría de la literatura científica se centra en el estrés, los síntomas o los diagnósticos psiquiátricos.

Estudios recientes han indicado que existe solo un pequeño solapamiento entre los indicadores de diagnóstico, estrés e incapacidad. 

Por lo tanto, la importancia de considerar varias dimensiones es destacable. 

Recientemente se ha prestado más atención a la incapacidad, los trastornos físicos comórbidos, los subsíndromes y/o síntomas graves (p.ej., conducta suicida) como indicadores de la necesidad de servicios de salud mental. 

Aunque gente con estas condiciones puede no cumplir los criterios de diagnóstico psiquiátrico, las altas cifras de prevelencia son comunes y el impacto en la sociedad es considerable.

Estas condiciones pueden ser el efecto residual de un trastorno pasado o los precursores de la aparición de un trastorno futuro. 

Identificarlas y tratarlas es crítico.