Los adolescentes que manifiestan otros diagnósticos psiquiátricos además del abuso de substancias son una población que ha despertado un creciente reconocimiento y preocupación. 

En este artículo, los términos diagnóstico dual y adolescente dualmente diagnosticados se utilizan en términos generales para referirnos a los pacientes que cumplen los criterios para otro diagnóstico psiquiátrico en los Ejes I ó II del DSM-III-R y DSM-IV. 

Los términos abuso de substancias y abuso de substancias en adolescentes son términos genéricos para incluir dependencia de substancias. 

La población que acude primero en busca de tratamiento por abuso de substancias puede ser diferente de aquéllos que buscan tratamiento psiquiátrico; este artículo se centra en aquellos adolescentes que han sido diagnosticados y reciben tratamiento por problemas de abuso de substancias.

Las cuestiones de nosología en el abuso de substancias en adolescentes siguen siendo problemáticas, incluso con la llegada del DSM-IV. 

Los criterios desarrollados han sido validados con adolescentes. 

Pueden existir diferencias entre las poblaciones de adolescentes y adultos.

Si los criterios diagnósticos se basan en problemas de conducta, a menudo no está claro si las conductas son debidas al uso de substancias o a otros problemas coexistentes o preexistentes. 

Aunque ansiar la droga y perder el control se incluyen en los criterios, ningún estudio ha establecido si estos criterios están presentes en adolescentes. 

La nosología es la mejor manera de intentar extraer una lógica de la realidad; los médicos utilizan un sistema imperfecto diseñado para adultos para hacer los diagnósticos de abuso de substancia en adolescentes.

Las cuestiones del diagnóstico dual fueron también estudiadas inicialmente en adultos dejando que el clínico extrapole de estos trabajos con adultos a la población adolescente. 

En los últimos años de la década de los 80 hasta los primeros años de los 90 se han estudiado poblaciones clínicas de adolescentes.

Para ambos, adultos y adolescentes, algunas de las cuestiones metodológicas son las mismas. 

El curso y tratamiento de los mismos dos trastornos pueden variar, en función de cual es el diagnóstico primario (p.ej.: qué trastorno precede al otro), y también en función de su gravedad relativa. 

Asumir que todos los pacientes con diagnóstico dual son iguales y necesitan el mismo tratamiento es inútil. 

A pesar de que se ha descrito una elevada prevalencia de comorbilidad entre los adolescentes con abuso de substancias bajo tratamiento a régimen cerrado no está claro cuántos de estos adolescentes presentan síntomas psiquiátricos secundarios a su abuso de substancias y cuántos de ellos presentan un diagnóstico psiquiátrico primario o coexistente. 

Miller y Fine argumentan que ciertas consideraciones metodológicas, incluyendo la duración de abstinencia requerida antes de realizar el diagnóstico, la población muestreada y la perspectiva del examinador, pueden afectar las cifras de prevalencia de trastornos psiquiátricos de los sujetos que abusan de substancias y pueden explicar la variabilidad hallada. 

Estos autores creen que las cifras de prevalencia de los trastornos psiquiátricos han sido elevadas artificialmente por la tendencia a diagnosticar al paciente antes de que alguna de la sintomatología psiquiátrica secundaria al uso de substancias se reduzca.