Estudio comparativo de resultados de cuatro terapias cognitivas en el tratamiento de la ansiedad social
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Estudio comparativo de resultados de cuatro terapias cognitivas en el tratamiento de la ansiedad social
Este estudio comparativo de resultados comparó cuatro terapias cognitivo-conductales distintas y un tratamiento conductual para reducir la ansiedad social, con un grupo control en lista de espera.
Los sujetos participantes fueron adultos que respondieron a anuncios de tratamiento.
En las condiciones cognitivo-conductuales, se entrenaba a los sujetos a modificar sus cogniciones desadaptativas y/o emitir cogniciones adaptativas relativas a conducta interpersonal con el contenido y técnicas determinadas por la terapia cognitiva particular.
En la condición conductual hacían modelado y ensayos de conductas sociales interpersonales apropiadas.
Los sujetos fueron evaluados antes y después del tratamiento con medidas de autoinforme de ansiedad social, medidas de ansiedad general, escalas clínicas de ansiedad, depresión y hostilidad y correlatos conductuales y fisiológicos de la ansiedad social.
Los sujetos de todos las condiciones de tratamiento activo mostraron mejoría en las medidas de la ansiedad social y las medidas conductuales.
Sin embargo, solo aquellos en las condiciones de tratamiento cognitivo, demostraron efectos del tratamiento en la ansiedad general y las escalas clínicas.
Los resultados indican que tanto el abordaje cognitivo como el conductual son eficaces en la reducción de la ansiedad social.
Sin embargo, fracasan a la hora de demostrar distinciones claras entre las distintas terapias cognitivas.
La popularidad creciente de las terapias cognitivoconductuales indica no solo el atractivo clínico de estas técnicas de tratamiento sino también sus favorables resultados registrados en las investigaciones (p.e.: Beck, Rush, Shaw y Emery, 1979; Gid, Linehan y Smith, 1978; Kendall y Wilcox, 1980; Meichembaum, 1977).
El tratamiento cognitivo-conductual ha sido aplicado con éxito a entidades clínicas tan dispares como la falta de asertividad (Linehan, Golgfried y Goldfried, 1979); depresión (Rush, Beck. Kovaks y Hollon, 1977); impulsividad (Kendall y Browsell, 1985); control de la ira (Novako, 1976); condiciones de ansiedad (Goldfried, Linehan, Smith, 1978); y cefalea tensional (Finn, DiGiuseppe y Culver, in press).
Además, varios estudios de meta-análisis han demostrado que la modificación de autoafirmaciones (Dush, Hert y Schroeder, 1983) y la reestructuración cognitiva (Miller, Berman, 1983) son técnicas terapéuticas eficaces.
También hay varias revisiones bibliográficas que apoyan la eficacia de la Terapia Racional-Emotiva (Haaga y Davison, 1989) y de la terapia cognitiva (Hollon y Beck, 1986).
Hay pocas investigaciones que hayan comparado la eficacia relativa de los distintos abordajes cognitivos, o la eficacia de técnicas cognitivas especifícas dentro de cualquier paquete de tratamiento basado en técnicas cognitivas.
De hecho, solo hemos detectado un estudio que comparaba dos tratamientos cognitivos con una población clínica.
Warren, McLellarn y Panzoha (1984) compararon la terapia racional-emotiva de Ellis con la terapia cognitiva de Beck en el tratamiento de pacientes deprimidos con baja autoestima.
Hallaron que los dos tratamientos eran igualmente eficaces y superiores a un grupo control de lista de espera.
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