Consumo de Drogas y Depresión
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Consumo de Drogas y Depresión
UN PROBLEMA CLÍNICO COMÚN
La morbilidad de las enfermedades adictivas graves y la depresión profunda se reconocen hoy en día como un problema clínico común.
Sin embargo, la naturaleza de la relación entre estas dos condiciones sigue en controversia.
En su revisión de la relación entre el abuso de sustancias y la psicopatología, Meyer identificó al menos seis paradigmas potenciales incluyendo la posibilidad de que los transtornos psiquiátricos sean una consecuencia o un factor de riesgo para el abuso de sustancias.
La alta incidencia familiar de alcoholismo y depresión, sugiere una tendencia genética común para ambas condiciones.
La investigación de la transmisión genética de ambas condiciones, advierte sin embargo, que el alcoholismo y la depresión son dos enfermedades comunes pero independientes que a veces se dan en una misma familia.
Según la población a la que se ha hecho la encuesta y el instrumental de investigación utilizado, la incidencia de depresión en pacientes con abuso de sustancias está entre el 6% y 70%.
En una encuesta realizada a 6.355 pacientes adictos a sustancias, Gold encontró una incidencia de depresión profunda de por vida de un 43,7% y una incidencia de depresión sub-clínica de un 9,6%.
La encuesta recientemente publicada por Coexistencia Nacional identifica el predominio de un 19,3% en desórdenes afectivos y de un 14,1% en dependencia del alcohol como dos de los tres diagnósticos más comunes en edades adultas que van de los 15 a los 54 años.
Otro tipo de drogodependencia se encontró en un 7,5% de esta población.
Más sorprendente fue la observación de que en el 14% de la población se da la coexistencia de ambos, con una media de dos a tres diagnósticos por individuo.
Estos hallazgos sugieren que la norma es un patrón de coexistencia en la mayoría de los pacientes psiquiátricos más graves en los EEUU.
La implicación en la práctica psiquiátrica está clara.
Los psiquiatras tienen que llegar a ser unos expertos en el diagnóstico y tratamiento apropiado de estos pacientes.
Se tienen que diferenciar los síntomas del consumo de drogas y de la depresión, y también saber qué sintomas reflejan una enfermedad psiquiátrica independiente y cuáles son secundarias al uso de drogas y alcohol.
El diagnóstico apropiado empieza con un historial preciso.
Un elemento crítico es determinante para la condición psiquiátrica inicial o primaria: ¿Qué fue primero, la depresión o el uso de drogas?
Es importantísimo realizar un informe preciso de la secuencia de los síntomas para separar los síntomas de una depresión subyacente de los síntomas causados por alcohol o drogas específicas.
Desgraciadamente, es muy difícil reconstruir un historial fidedigno de algunos pacientes.
Los alcohólicos podrían no recordarlo y debido a una debilidad cognitiva, negar los hechos, reprimirlos o ser incapaces de dar una versión fiable.
Aun así se debe conseguir un historial completo y confirmado con información dada por parientes u otras personas importantes en la vida del paciente.
El médico debe averiguar síntomas depresivos presentes anteriores al uso de cualquier sustancia o durante cualquier otro período pasado sin tomar drogas.
Este historial y observaciones que siguen a las dos o cuatro semanas de abstinencia en la bebida, más que cualquier otra característica relevante del estado depresivo actual, ayudará a aclarar si los síntomas depresivos representan una enfermedad independiente o son tan sólo algo secundario al abuso de drogas y alcohol.
Un historial de depresión en miembros de la familia biológica, aumenta la posibilidad de que el paciente depresivo, adicto a sustancias, además tenga un transtorno afectivo independiente.
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