Para evaluar el papel de la personalidad en el consumo de la cocaína, según el criterio del DSM-III de consumo de cocaína, se comparó a un grupo de 59 adultos no adictos de edades similares con los controles realizados en la comunidad en una medición de personalidad DSM-III. 

Los resultados mostraban que los adictos a la cocaína pueden manifestar más rasgos de personalidad narcisista que los no adictos a la cocaína y al alcohol (Odds ratio 6.86, 95% CI = 4.52, American Journal of Public Health 1989; 79 : 891-892)

Introducción

A pesar de que recientes estudios señalan un descenso en el uso de la cocaína entre los estudiantes preuniversitarios, el consumo de cocaína continúa siendo un problema común para aproximadamente un millón de americanos.

Con la expansión del consumo de cocaína, las emergencias y los decesos relacionados con dicha substancia se han triplicado en un período de cinco años.

El espejismo de la cocaína como una droga «segura» se ha evaporado a medida que se han ido desarrollado fórmulas de cocaína más puras, más potentes y menos caras. 

Ahora se reconoce el abuso de la cocaína como una causa significativa de enfermedad psiquiátrica y médica.

Las investigaciones epidemiológicas psiquiátricas apuntan hacia comunes asociaciones (morbilidad) entre los desórdenes psiquiátricos y el abuso de substancias. 

El transtorno de personalidad antisocial es una condición frecuente de enfermedad en el abuso del alcohol dentro de la comunidad. 

El papel de la personalidad en el abuso de la cocaína está menos definido. 

Algunos estudios descriptivos no controlados han hallado altas proporciones de transtornos de personalidad en muestras clínicas de adictos a la cocaína. 

Para poder evaluar la personalidad como factor de riesgo en el consumo de la cocaína, estudiamos la personalidad de un grupo de cocainómanos comparándola con un grupo de alcohólicos no cocainómanos y con los controles realizados en la comunidad.

Métodos

Los controles psiquiátricos y los casos se obtuvieron de una serie no seleccionada de 229 consumidores de substancias que buscaban tratamiento residencial en uno de los tres centros existentes en Iowa City. 

El consumo de cocaína se evaluó según el criterio del Manual de Diagnóstico y Estadística de Desordenes Mentales, tercera edición (DSM-III), utilizando el Diagnostic Interview Schedule. 

Cincuenta y nueve personas de la muestra (32.9 %) se caracterizaron por el consumo de cocaína y fueron considerados como casos clínicos. 

Un grupo de 47 personas de edades similares bajo control del abuso de substancias se identificaron con el DSM-III según el criterio de consumo de alcohol o su dependencia. 

Una minoria en los controles de abuso de substancia habían consumido cocaína pero ninguno se reconoció como consumidor.

Se pasó el Cuestionario de Diagnóstico de Personalidad (CDP) en todos los casos y controles. 

El CDP evalúa la personalidad a través de 11 categorías no exclusivas en un cuestionario de 152 preguntas, mediante las respuestas a dicho cuestionario de falso o verdadero. 

El DSM-III describe 11 categorías de personalidad agrupadas en 3 grupos, éstos se basan en construciones psicológicas similares al grupo A que indica rasgos excéntricos, el grupo B rasgos flamígeros y el grupo C rasgos de ansiedad.