¿Cómo te resulta este escenario? ¿Te suena? Estás en casa aburrido sin hacer nada. Te apetece hacer algo; quieres llamar por teléfono pero no encuentras a nadie. Empiezas a dar vueltas por toda la casa, y antes o después, te diriges automáticamente hacia la cocina, donde te está esperando una despensa rebosante de comida. 

Solo, aburrido, y sin pensarlo demasiado, empiezas a picar: unas galletitas, unos bombones, un poco de helado. Al principio te dices a ti mismo que sólo tomarás una galleta, un bombón, o una cucharada de helado. Una cucharada precede a la siguiente, y ésta a la otra, y en unos minutos, te acabas el helado.

Este comportamiento habitual ocurre sin pensarlo demasiado y casi sin control.

Antes de darte cuenta, ¡ya has vuelto a repetirlo! Te has atracado de lo que tenías prohibido.

Entonces empiezan los remordimientos. Realmente no deberías de haberte atiborrado así.

¡Qué desastre! ¡De nuevo te has fallado a ti mismo!

Se trata de un panorama muy habitual, típico del problema generalizado de reducir el exceso alimentario.

El control de peso, o lucha contra la gordura, es un desafío crónico al que se enfrentan actualmente millones de americanos.

Los americanos se gastan millones de dólares en intentos, a menudo demasiado inútiles, de perder peso a través de centros dietéticos, pastillas adelgazantes, e incluso liposucciones (Brownell, 1991; Brownell & Wadden, 1992).

Como bien saben los obesos y los que siguen las dietas, el intentar perder peso es algo extremadamente difícil cargado de recaídas y fracasos.

A pesar de las numerosas contrariedades, los que intentan adelgazar mantienen las esperanzas, y creen que es posible cambiar el tipo con el tiempo y los esfuerzos suficientes.

Afortunadamente, los estudios recientes de terapias cognitivas-comportamentales ofrecen unas técnicas específicas que han demostrado su eficacia en el control de peso.

Tales técnicas hacen hincapié en unas estrategias de conducta específicas, así como en cambios estratégicos en el modo de pensar y de hablarse a uno mismo.

Al utilizar la terapia racional emotiva de comportamiento (TREC), la más conocida de las cognitiva/comportamentales, puedes aprender a controlar tu peso sin trastornos emocionales.

Escuetamente, consiste en tres pasos fundamentales:

(1) Aprende a detener los comportamientos automáticos y repetitivos;

(2) Aprende a pensar sobre lo que te dices a ti mismo y a cambiar tu sentimiento de autorechazo;

y (3) Aprende a comportarte y a sentir de un modo diferente.

En resumen: Detenerse—Pensar—Sentir—y Comportarse.

Ciertamente no es fácil. Pero hay muchos que ni siquiera lo intentan. Directamente, tiran la toalla, se resignan a sus hábitos familiares de alimentación, y se ven a sí mismos como unos inútiles y repugnantes sin remedio.