En este número 18 de la revista RET queremos aportar nuevos artículos que nos ayuden a comprender mejor el puzzle de la toxicomanía, del alcohol y otras drogas. 

Y lo hacemos desde puntos de vista muy diferentes, pero que pretenden ser desde el extremo de una visión muy concreta, mejorar la perspectiva, amplificarla y ayudar a dar un punto de vista más amplio. 

Así hablamos de neurobiología, y de relaciones de pareja, de violencia y drogas y de control de peso, de trastorno por estrés postraumático. 

En definitiva hablamos de dolor, de malestar, de circuitos cerebrales, de aspectos cognitivos y conductuales y del comportamiento asociado que nos ocupa: el consumo de drogas como mecanismo. 

Hace tiempo que conocemos la relación que existe entre trastornos alimentarios y estrés postraumático, y los efectos de los abusos sexuales en un alto porcentaje de casos de los trastornos alimentarios. 

Asimismo, esas consecuencias desembocan en otros casos en el uso de drogas para paliar el dolor psicológico subsiguiente. 

Y sabemos que el uso de drogas, tiene un efecto inmediato placentero, por ello se utilizan, pero hipotecan el futuro psicológico de la persona. 

Es entonces, cuando la intervención clínica técnicamente avanzada, con todos los instrumentos necesarios, permitirá la remisión mas amplia posible de los trastornos producidos a lo largo del tiempo de consumo.

En el artículo sobre Trastorno por estrés postraumático, nos detenemos en sus aspectos farmacológicos porque nos ayudarán de manera sustancial a la remisión sintomatológica del proceso. 

La incidencia grave de este trastorno en la memoria de la persona hace que tenga consecuencias múltiples en la vida posterior de la persona que ha padecido una situación traumática. 

Y una de las posibles secuelas, que no la única, es el uso de drogas. 

Poder usar correctamente la farmacología es prevenir el consumo y, si desgraciadamente ya se ha producido dicho consumo, y el paciente nos viene con una dependencia instalada, no debemos marginar el diagnóstico dual, y el tratamiento dual de la toxicomanía. 

En esta ocasión, nos detenemos en el tratamiento farmacológico. 

En el futuro ampliaremos la información con novedosos tratamientos, contrastados ya científicamente en los últimos 5 años, en concreto el EMDR, que aportarán nueva visión del consumo de drogas y los trastornos por estrés postraumático.

En el artículo sobre la NeurobiologíÂ’a de la adicci—ón respondemos a una visión que es muy clarificadora: existen unos circuitos comunes de recompensa en el cerebro. 

Y esos mecanismos de las drogas, que son diferentes según su composición y efecto, tienen unos efectos similares con los mecanismos de recompensa del cerebro. 

Entender su neurobiología es comprender más las causas e incidir en la eficacia de una farmacología que es una herramienta hoy por hoy, como la intervención psicoterapéutica, que no se puede prescindir (y que inciden en las mismas áreas cerebrales, como se ha descubierto en los estudios que se han hecho y que han iluminado los cambios cerebrales postratamiento en uno y otro caso, en diferentes pacientes como en el Tratamiento obsesivo-compulsivo, etc.).