Los veteranos que padecen un Trastorno por Estrés Postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés) y que también son consumidores de drogas pueden abusar de las benzodiazepinas y desarrollar una falta de control violenta durante su consumo. 

Se hizo la comparación sobre un total de 370 veteranos con diagnóstico de consumo de drogas (50%), y con consumo de benzodiazepinas (36%) y se analizó la interacción en los resultados durante el año siguiente al alta hospitalaria.

Aquéllos que consumían drogas tenían menos probabilidades de que se les recetara benzodiazepinas (un 26% contra un 45%). 

Ningún resultado mostró un diferencial que empeorara por el consumo de drogas o benzodiazepinas, aunque se señalaron algunas diferencias en la línea de base. 

El uso de los cuidados sanitarios externos fue menor entre los que consumían benzodiazepinas (47 contra 33 visitas). 

Entre los pacientes con PTSD que presentaban un consumo comórbido de substancias, el tratamiento con benzodiazepinas no se relacionó con efectos adversos en el resultado, pero es posible que reduzca la utilización del cuidado sanitario. 

Tratar con benzodiazepina a los consumidores de drogas con trastornos de ansiedad no es recomendable, debido a la posible adicción a esta medicación, así como a complicaciones propias de ésta como síndromes de descontrol violento (American Psychiatric Association, 1990; Barlow, 1997; Cole y Kando, 1993; Michelini et al., 1996; Mueller et al., 1996; Rickels y Downing, 1974; Risse et al., 1990; Rosenbaum et al., 1984; Salzman, 1997). 

A pesar de que el consumo de sustancias es uno de los trastornos comórbidos más habituales del Trastorno por Estrés Postraumático (PTSD), se ha utilizado frecuentemente esta medicación para el tratamiento del PTSD (Chilcoat y Breslau, 1998; Cottler et al., 1992; Kessler et al., 1995; Kulka et al., 1990, 1998; Laufer et al., 1981; Najavits et al., 1998; Orsillo et al., 1996). 

En el ámbito médico, ha sido muy difundida la prohibición relativa al uso de la benzodiazepina entre los consumidores de drogas (excepto en el caso de desintoxicación aguda), el Sistema de Cuidados Médicos para Veteranos (VA, por sus siglas en inglés) advirtió a los médicos específicamente de este posible problema en el tratamiento del PTSD a principios de la década de 1990 (Ashton, 1994; Fontan y Rosenheck, 1996; Uhlenhuth et al., 1995).

Asimismo, un amplio estudio de seguimiento de un año sobre el cuidado de pacientes externos con PTSD llevado a cabo durante los dos años siguientes a esta advertencia, ofreció la oportunidad de enfocar este tema desde varias perspectivas (Fontana y Rosenheck, 1997). 

Entre estas perspectivas se encuentra si tal advertencia administrativa causaría suficiente impacto sobre la práctica médica como para erradicar de manera substancial la prescripción de benzodiazepina a los consumidores de drogas con PTSD, o si los médicos deberían seleccionar más cuidadosamente a los consumidores siguiendo esta advertencia de modo que se reduzcan las complicaciones entre estos pacientes.