Entrevista Manuel Mas-Bagà en La Vanguardia
Tengo 55 años. Nací y vivo en Barcelona. Soy psiquiatra, y me especialicé en Yale en adicciones.
Dirijo una red de centros de salud mental. Estoy casado y tengo tres hijos, de 19 a 13 años. Voto a CiU. Soy católico practicante. España es el país con mayor consumo de cocaína.
La adicción de un familiar llevó al doctor Mas-Bagà a especializarse en adicciones, que empiezan arruinando los estudios y acaban hipotecando la vida: «A más consumo de drogas, menos salud mental», sentencia Mas-Bagà, que dirige los centros de asistencia terapéutica CAT Barcelona (www.cat-barcelona.com), para internamientos y tratamientos con las técnicas cognitivas del doctor Albert Ellis, su maestro. Me informa de que ya ingresan chavales de 14 años adictos al alcohol, y de que la ludopatía informática crece. En su día organizó la campaña La Maria no t’estima, para camisetas, con jóvenes creadores. Hoy lamenta que no haya apuestas sociales más intensas contra las toxicomanías.
Entrevista Manuel Mas-Bagà en La Vanguardia
¿A qué es adicto usted?
A nada. Aunque, con lo bien que juega el Barça…
¿Dónde traza la raya entre afición y adicción?
Si una conducta compromete el resto de tus actividades, es adictiva: es adicto quien, por obtener una recompensa a corto plazo, hipoteca su vida a largo plazo.
¿Cómo hago para no pasar esa raya?
Procura que tus placeres sean múltiples y combina los que te recompensan a corto plazo con los que lo hacen a largo plazo.
El alcohol recompensa rápido, ¿no?
Sí. Desinhibe, envalentona… Al ser legal y accesible, es la adicción más común.
¿Qué hace de alguien un adicto?
Se combinan factores genéticos, temperamentales, biográficos, ambientales… El adicto encuentra alivio en su adicción.
¿Alivio a qué?
A una baja autoestima, ansiedad, angustia, vergüenza… La conducta compulsiva es la punta del iceberg: debajo hay oculto un trauma, una fragilidad. La adicción opera como analgésico de ese dolor psíquico oculto.
¿Cuántos tipos de adicciones hay?
Al alcohol, al tabaco, a la cocaína…
¿Crece aquí la adicción a la cocaína?
Sí, España es el país del mundo con mayor consumo de cocaína: el 18,5% de los jóvenes de 18 años dice haber tomado cocaína en los últimos doce meses. En la última década, la prevalencia de consumo entre estudiantes de secundaria se ha cuadruplicado.
¿Y qué sabemos de los porros?
Que un 37% de los jóvenes de entre 14 y 18 años dice haber consumido cannabis durante los últimos doce meses.
Con sólo 14 añitos…
El 10% de los estudiantes de 14 años asegura haber consumido cannabis en los últimos 30 días. El número de escolares que lo consumen se ha duplicado en el último decenio. Es la droga ilegal más consumida aquí.
¿Con qué consecuencias?
Fracaso escolar, que en España es de un escandaloso 30%: el cannabis merma memoria y concentración. Es difícil estudiar así… Hemos sido demasiado tolerantes, recuerde a Tierno Galván clamando: «¡Colocaos!».
Hace muchos años, eso ha cambiado…
Todavía hay mucha coñita en los medios, como dando a entender que emporrarse es enrollado. ¡Y es muy peligroso! A menor edad del que fuma porros, más riesgo de un brote psicótico, esquizoide o bipolar.
¿Por qué?
Porque el córtex prefrontal del cerebro no deja de formarse hasta los 20 años, y el cannabis lo interfiere. ¡Y es el área que controla los impulsos y la toma de decisiones!
Los jóvenes son más vulnerables a la adicción, entonces.
El 15% de los jóvenes se emborracha una vez al mes…, y el consumo de alcohol ¡multiplica por nueve el riesgo de consumir cocaína!
¿Y qué se sabe de las pastillas?
Cada día aparece una droga de diseño nueva. ¡Cada día! Destruyendo neuronas…
¿Cómo afrontamos esto?
Con información en la escuela. Y el concurso de la familia. Y ayuda sanitaria. El adicto no es consciente de su enfermedad: hay que cortar esa conducta, ayudarle a ser consciente, y aplicar un tratamiento que combine farmacopea y técnicas cognitivas.
¿Y despenalizar sustancias?
No. Aumentaría el consumo.
Es responsabilidad de cada uno.
Pero hemos de proteger a la población más frágil, que en esto son los jóvenes.
¿Qué otras adicciones trata usted?
Adicción al sexo, a la comida, a las compras, a la televisión, al bingo, a las tragaperras, a los videojuegos, a las redes sociales, al porno por internet, al juego por internet…
¿Una nueva versión de la ludopatía?
Sí. La ludopatía es la más cara de las adicciones. He tratado a personas que se han arruinado en una partida de póquer: ¡200 millones en una noche! Son todo conductas analgésicas para aliviar un dolor psíquico.
Que usted intenta detectar y restañar.
Pero lo primero ¡es enseñar a los padres a poner límites al hijo!, a imponerle un «se acabó el videojuego», «se acabó internet».
Tomo nota.
El chaval se hace la ilusión de tener muchos amigos a medida que los agrega en Facebook. No critico las redes sociales, sí que sustituyan el trato directo con el exterior.
El adicto apela a su libertad personal.
¡Que es justamente lo que pierde! Se trata de que tu voluntad domine tu conducta, no de que una conducta domine tu voluntad.
¿Qué más se pierde con la adicción?
Expresa baja tolerancia a la frustración. ¡Muscula tus abdominales psíquicos! ¡Que no te tumbe la primera adversidad que se te cruce! La adicción devora abdominales…
¿Qué hacer, en suma?
Aprender a encajar que si te rechazan…, ¡eso no es el fin del mundo! Procurarte endorfinas placenteras mediante el ejercicio físico. Y, claro, evitar la tentación.
¿Usted bebe?
Si salgo a cenar, una copita. A mi hijo le prometí un buen premio si aguantaba hasta los 18 años sin beber alcohol. ¡Y lo logró!
¿Los padres podemos influir en los hijos, o poco podemos hacer?
La de los padres ¡es la influencia más importante! Y los modelos públicos: Pep Guardiola, por ejemplo, ejemplifica los valores del esfuerzo, el sacrificio, la excelencia…
¿Y cuál es el premio a todo eso?
Sacarle más jugo a tu vida.